domingo, 13 de junio de 2010

Te lo dije.


Odio charlar con las mamás en la puerta de la escuela.
Si, esa es la realidad. Tengo un nene de 8 años que va a 3º grado, y va al mismo colegio desde jardín. Así que llevo varios años de hacer puerta.
Pero no, definitivamente, no me gusta. Tengo todos los caminos estudiados, dónde dejo el auto, por dónde cruzo las calles, en dónde me detengo a esperarlo, y siempre es un saludar de lejos y con la manito, pero hoy…
Hoy deje el auto en otro lugar, porque el niño salía mas tarde y había mucho lugar libre, y camine por el lugar equivocado, y fue inevitable, me topé con la ronda de madres, en donde van cayendo y se saludan una por una con un beso, capaz sin saber ni como se llaman, ni de que chico son las madres, y ahí quedé, atrapada entre la charla impuesta y el comentario forzado.
Obviamente que no las saludé una por una, pero quedé para la mierda, como una cortada absoluta, porque las conozco, porque me conocen, y porque todas pugnan por integrarse, o no, a la rueda inevitable de la salida y/o de la entrada.
Pasa que yo nunca estoy a la hora de la entrada, porque no lo llevo al niño sino que lo lleva el padre, y bueno eso supongo que me restará puntaje…Mentira. Lo que me resta puntaje es la cara de Ortiz con que me paro en esa rueda, porque no quiero ser sociable, porque no me interesa chusmear sobre cualquier cuestión doméstica, escolar, particular, publica o privada, ni sobre todas las cuestiones, no me gusta no me gusta no me gusta.
Y encima son simpáticas conmigo, me llaman por mi nombre y me tratan agradablemente, eso me hace sentir peor, pero peor.
Seré una insocial? Seré una mina asquerosa? Seré una madre anormal? Seré una amarga?
Seré lo que seré, no se, pero una cosa me queda clarísima. Mañana, me camino por la otra vereda, y si me topo con alguna, miro para abajo…

Te lo dije.


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