viernes, 1 de octubre de 2010

Inspiración




Perdimos la inspiración
tan poco queda de razón
y nada hablás
y nada más
nos esta picando
una paloma en la cabeza
que pesa
las palmas suenan siempre
y moriría por algo mas.
 
Salimos del campo visual
creyendo que algo va a cambiar
tomás de más
no hay novedad
la ciudad termina
chocando con mi cabeza
que quema
va resbalando todo
como crema en las cerezas.
 
Que pena…

domingo, 26 de septiembre de 2010

Inventario de objetos



Un sobre de pensamientos positivos tal vez sea
una invitación o una simple factura de luz.
Un saco de trabajo, un traje de sueño, un traje de
esperanza o un traje para algún trabajo.
Un espejo de ilusión pero tal vez el reflejo de la
esperanza, una adopción o un simple lugar más en
el medio de algún mueble o un lugar privilegiado.
Dos ojos tristes llenos de esperanza esperando
tal vez otra mirada de compañía o de estar juntos
tal vez de estar emocionalmente feliz.
Un piano la grata compañía de teclados, una
simple nota o un conjunto de notas que se
asocian en los oídos.

Prensa del Asfalto HBA
 


domingo, 15 de agosto de 2010

Mi barrilete y yo




Era una tarde de otoño. Soplaba fuerte el viento del sur. El sol tibio y resplandeciente me impedía ver con claridad mi barrilete que luchaba contra el viento por un lugar del cielo. Logré subirlo bien alto, ya sin más hilo, lo até a un poste y me senté a disfrutarlo. Pensaba en lo bien que la estaba pasando, no era un viernes cualquiera. Mi mamá estaba tejiendo en la cocina, mi papá había ido al trabajo y mi hermana en el colegio. Me sentía un poco raro; normalmente, a esa hora, nunca estaba en casa; estaba en la escuela. Pero ese día, algo inusual había ocurrido.
Resulta que, como todos los mediodías, partimos de casa mi hermana y yo caminando las once cuadras que teníamos hasta la escuela. Llegamos y una vez en el patio mis compañeros me dieron la noticia: - ¡faltó la señorita!. Entramos al aula, éramos pocos los que quedábamos de 5° C, algunos compañeros ya se habían vuelto a sus casas sin decir una palabra. Nos sentamos y esperamos que alguien viniera a informarnos. A todo esto, pasaron algunos minutos, entonces me vino una idea, casi como un deseo, como un sueño posible de ser realizado: ¿y si me voy a casa?, pensé, la directora no me vió..., la maestra no vino..., además, si me quedo, me voy a aburrir, seguro que me van a mandar a otro salón, con una señorita queno conozco; en cambio allá en casa: ¡me podría poner a remontar mi barrilete! ¡Siiiiiiii!, qué bueno que estaría...!. Tomé mi portafolios y sin decir nada, me fuí. El portón de salida todavía estaba sin llave, caminé hasta casa lo más rápido que pude. Al llegar, le dije a mamá: -no vino la señorita y como muchos se volvieron a sus casas, yo también me vine. Ella lo tomó con naturalidad: -bueno, andá y ponete la ropa de entrecasa. Me cambié tan rápido como un relámpago y salí al jardín con mi barrilete. Y así fue como llegué a estar en casa un viernes por la tarde, en horario de colegio.
El lugar en que me encontraba sentado remontando mi barrilete era un lugar privilegiado: desde allí se podía ver perfectamente todo lo que pasaba en el jardín y en la calle. El jardín de la casa era muy grande, y tenía un tahjido a lo largo del frente que daba a kla calle, a través del cual se podía ver quienes pasaban caminando por la vereda.
De vez en cuando le hacía algunos sacudones al hilo para que el barrilete no perdiera latura, me entusiasmaba hacerlo, su vuelo era tan estable que podía permanecer varios minutos atado al poste sin tocarlo. Todo estaba saliendo muy bien, hasta que de pronto, vi a mi hermana secundada por la vicedirectora, caminando por la vereda y no era el horario de regreso del colegio aún. Algo estaba por pasar y presumí que tenía que ver conmigo. Salté como por un resorte y corrí, corrí ciegamente a esconderme en el galpón, y en el intento, me llevé por delante el hilo del barrilete atado al poste y se cortó: como una simbiosis extraordinaria, ambos estábamos escapando, cada cual como podía: yo a merced del miedo y el barrilete a merced del viento. Un raro sentimiento me alcanzaba: por un lado, lo de la escuela, por el otro, lo del barrilete, y pensar que hasta hace unos pocos minutos todo estaba tan bien... : -¡Oscaaaaaaar! - gritó mamá. Rápidamente acudí al llamado, esperando lo peor, fui hasta la puerta de calle en donde me esperaban las tres, la vicedirectora me dijo: -vinimos a ver si estabas acá, porque te retiraste del colegio sin autorización y nos preocupamos mucho, la próxima vez que hagas algo así serás sancionado.
La vicedirectora me reprendió por lo que había hecho y mi madre me puso en penitencia. Mi hermana regresó al colegio con la vicedirectora; y yo me quedé en casa, sin maestra, sin escuela y sin barrilete.
Al día siguiente, fui al almacen a comprar pan y le pregunté a Don Ignacio, el almacenero, si no sabía nada de un barrilete naranja con flecos blancos y verdes, y me dijo que lo vieron caer por la esquina, y que un tal Pablito, amigo mío, lo tenía en su casa.
Finalmente recuperé el barrilete, también a mi maestra y a la escuela. Ya no volví a irme sin permiso. De tanto en tanto me acuerdo de aquel día y vuelven a mi mente esos segundos en los que “ciegamente” me llevé todo por delante

sábado, 24 de julio de 2010

Ay del sueño




Ay del sueño
si sobrevivo es ya borrándome
ya desconfiado y permante
y tantas veces me hundo y sueño
muslo a tu muslo
boca a tu boca
nunca sabré quién sos

ahora que estoy insomne

como un sagrado
y permanezco
quiero morir de siesta
muslo a tu muslo
boca a tu boca
para saber quién sos

Ay del sueño

con esta poca alma a destajo
soñar a nado tiernamente
así me llamen permanezco
muslo a tu muslo
boca a tu boca
quiero quedarme en vos


jueves, 15 de julio de 2010

Una fiesta con globos



     Doménico Leoncavallo regresó luego de comprar una cantidad de indumentaria. Iba a pasar unos días escalando una alta montaña al norte del país.
     Los días previos al viaje fueron de grandes preparativos en cuanto a la selección y clasificación del sofisticado material. También, tres veces por día se sometía a una rigurosa preparación física para soportar largas caminatas y bajas temperaturas.
     Así como estaba se acostó. Se despertó al día siguiente sin ningún sobresalto. Colectó todas las partes del complicado equipo de alpinista y las acomodó prolijamente en tres mochilas ensamblables diseñadas por él. Casi sin darse cuenta viajó en taxi hasta el aeropuerto y, luego en avión hasta Rebolo Cuajo, capital del distrito septentrional de Norte Damero, y luego en un micro especial hasta el campamento base del cerro Presidente Leonardo Ollavac.
     El campamento base era un lugar lleno de gente. Tenía dos calles en forma de cruz, bastante largas. Sobre la calle de orientación Norte – Sur estaban dispuestas en pequeñas parcelas apiñadas las carpas de los alpinistas. En la otra de orientación Este – Oeste había un hormiguero de gente comprando llamativos adminículos alpinísticos.
     Ni bien llegó, Doménico Leoncavallo se dio cuenta que gran parte de su pesado equipaje lo podría haber conseguido aquí. Entusiasmado por el movimiento, se registró en la oficina de recepciones y se incorporó a un contingente que realizaría una expedición a la cima el día siguiente. Ya era casi de noche, así que desparramó las tres mochilas ensamblables ensambladas sobre el lote número trece millones doscientos treinta y nueve mil novecientos noventa y uno. Las desensambló. De la primera sacó una pequeña garrafa de cinco kilogramos. De la segunda un pequeñísimo pliego de telas con una valvulita. Conectó la garrafa a la valvulita y abrió la perilla del gas. El pequeñísimo pliego de telas comenzó a inflarse hasta convertirse en una imponente carpa anaranjada y azul, tan grande que sus bordes sobrepasaban los límites de la parcela. Introdujo todas las cosas dentro de la carpa y con similar procedimiento infló un mullido colchón, una bolsa de dormir individual y algunos alimentos para la cena que sacó de la tercera mochila.
     Intentó dormir sin resultado. La mayoría de la gente continuaba comprando objetos de alpinismo en la calle de los negocios. Los dueños de los negocios ofrecían sus mercaderías publicitándolas por unos potentes parlantes. Todos sonaban al mismo tiempo. Durante toda la noche, Doménico Leoncavallo no pudo dormir. Ya casi al alba, los ruidos continuaban iguales, y resignado se vistió y se dirigió a la calle de los negocios para contactarse con su contingente. Sorteó a muchas gentes que le pisaban los pies y que chocaban con su pecho y su espalda. Realmente esta situación le parecía bastante incómoda. No entendía por qué la gente estaba toda amontonada en la misma calle y no se iban a escalar o a pasear por los valles o a hacer otra cosa. Finalmente dio con la gente que buscaba y luego de las presentaciones y un breve preparativo comenzaron a subir la montaña.
     El cerro Presidente Leonardo Ollavac tenía el aspecto de un triángulo. En la cima tenía nieves eternas, pero nunca se veían desde abajo porque siempre unas densas nubes cubrían de la mitad para arriba. En ocasiones estas nubes se tornaban con tonalidades anaranjadas, violáceas, azules y verdes. Este raro fenómeno meteorológico era una de las principales atracciones turísticas.
     El contingente estaba formado por cuatro personas: Paulino Patino, Raúl Reja, Alina  Escalera de Reja, esposa de Raúl Reja, y Doménico Leoncavallo.  Paulino Patino era escalador profesional y tenía un moderno equipo de alpinista traído de Europa de bolsillo y absolutamente inflable. El matrimonio Reja – Escalera  se jactaba de su doble mochila combinada: Torres–Puente. Se  utilizaba solamente en pareja y tenía pesadas planchuelas de hierro. Los Reja – Escalera decían que su equipo era muy bello.
     Al mediodía se detuvieron a comer cerca del límite de las nubes. Buscaron refugio al amparo de una gran roca roja, muy redonda. Las rocas tenían muchas tonalidades: rojas, verdes, azules, amarillas. Doménico Leoncavallo nunca había visto piedras semejantes. Estaba realmente sorprendido. Raúl Reja y Alina Escalera no paraban de cargar piedras en su mochila Torres – Puente. Se las llevaban como recuerdos y decían que eran muy bellas. Paulino Patino, muy expeditivo, sacó de su bolsillo cuatro bolillitas del tamaño de granos de mijo. Las presionó con la pinza digital y comenzaron a inflarse hasta convertirse en cuatro platos de pollo al horno con papas y cuatro latas de gaseosa. Doménico Leoncavallo no salía de su asombro. Esta comida no tenía nada que ver con el alimento inflable a garrafa, que a parte tenía gusto a chicle. Esta era realmente comida de verdad.
     Continuaron viaje. Cada vez les costaba más respirar a causa de la altura. A muy pocos metros del límite de las nubes los Reja – Escalera sufrieron un accidente: a Alina Escalera se le trabó el pie dentro de unas rocas. Su marido fue a socorrerla, pero al tratar de sacarle el pie de entre las rocas, una masa gelatinosa comenzó a brotar desde abajo y unió la mano de Raúl Reja con el pie de Alina Escalera. Doménico Leoncavallo fue a socorrerlos, pero su mano quedó adherida al codo de Alina Escalera por la misma masa gelatinosa. Entonces sacó su hacha de mano de la segunda mochila ensamblable y por consejo de Paulino Patino cortó el brazo de Alina Escalera de un hachazo. Minutos más tarde, Paulino Patino, Doménico Leoncavallo y el brazo de Alina Escalera cruzaron el límite de las nubes.
     La atmósfera cambió totalmente: más liviana. Tan liviana que las pocas personas que allí habían flotaban en el aire. La temperatura bajó a diez grados bajo cero. Flotando por el aire había también unos cartelitos que decían: “Bienvenidos a la zona de retroirreversibilidad, a las personas y a las partes de personas.” Doménico Leoncavallo miró el brazo de Alina Escalera pegado a su mano por la masa gelatinosa y comprendió que tendría que convivir con él para siempre. En ese lugar tan extraño todos los alpinistas flotaban, así que no podían escalar. Y no pasaba nada, simplemente todos flotaban.
     Al día siguiente  a uno de los alpinistas se le comenzó a inflar la cabeza hasta llegar a diez metros de diámetro y se puso anaranjada. Todos lo miraron boquiabiertos. Luego otra cabeza se infló de color azul. Otra verde, otra violeta, y así todas. El ambiente se volvió anaranjado, azul, verde y violeta. Permaneció así algún tiempo.
     Un día cuando todos sabían ya que eran grandes globos, un gran globo naranja explotó provocando un gran estallido, desparramando grandes masas de tejido encefálico y haciendo estallar también a otros globos.




domingo, 11 de julio de 2010

Haikus


Llueve,
los gobiernos roban.
No llueve, tambien roban.

Vacas gordas.
Aumentan los precios.
Flacas. Los precios no bajan.





lunes, 21 de junio de 2010

. . .





cuando no sea el dolor
sino la dicha
de mirarse dos rostros
dulcemente
y no haya cordilleras de cemento
sino la paz menuda de la higuera,
cuando no tengamos que inventar esquinas
donde los besos crezcan,
cuando no pague impuestos ningún sueño
ni haya séptimos pisos para amarse...
entonces,
cuando el amor tan sólo,
será todo más fácil. 

domingo, 13 de junio de 2010

Te lo dije.


Odio charlar con las mamás en la puerta de la escuela.
Si, esa es la realidad. Tengo un nene de 8 años que va a 3º grado, y va al mismo colegio desde jardín. Así que llevo varios años de hacer puerta.
Pero no, definitivamente, no me gusta. Tengo todos los caminos estudiados, dónde dejo el auto, por dónde cruzo las calles, en dónde me detengo a esperarlo, y siempre es un saludar de lejos y con la manito, pero hoy…
Hoy deje el auto en otro lugar, porque el niño salía mas tarde y había mucho lugar libre, y camine por el lugar equivocado, y fue inevitable, me topé con la ronda de madres, en donde van cayendo y se saludan una por una con un beso, capaz sin saber ni como se llaman, ni de que chico son las madres, y ahí quedé, atrapada entre la charla impuesta y el comentario forzado.
Obviamente que no las saludé una por una, pero quedé para la mierda, como una cortada absoluta, porque las conozco, porque me conocen, y porque todas pugnan por integrarse, o no, a la rueda inevitable de la salida y/o de la entrada.
Pasa que yo nunca estoy a la hora de la entrada, porque no lo llevo al niño sino que lo lleva el padre, y bueno eso supongo que me restará puntaje…Mentira. Lo que me resta puntaje es la cara de Ortiz con que me paro en esa rueda, porque no quiero ser sociable, porque no me interesa chusmear sobre cualquier cuestión doméstica, escolar, particular, publica o privada, ni sobre todas las cuestiones, no me gusta no me gusta no me gusta.
Y encima son simpáticas conmigo, me llaman por mi nombre y me tratan agradablemente, eso me hace sentir peor, pero peor.
Seré una insocial? Seré una mina asquerosa? Seré una madre anormal? Seré una amarga?
Seré lo que seré, no se, pero una cosa me queda clarísima. Mañana, me camino por la otra vereda, y si me topo con alguna, miro para abajo…

Te lo dije.


domingo, 23 de mayo de 2010

Canto en la rama




Quien ama y sufre sabe ser cantor
canta en la rama su historia de amor
pájaro amante quiere anidar
pero va de flor en flor disimulando su corazón
Quien sufre y ama quiere sombra y sol
quiere cobija que abrigue a dos
cimbra como rama al viento
y al deshojarse llora en secreto su pena de amor
Todo el que sufre de amores
lleva el olvido tras su sombra como un castigo.




jueves, 20 de mayo de 2010

miércoles, 12 de mayo de 2010

Lo tenía que decir de una vez



Al final este blog no iba a tener un tono de denuncia? No empecé pidiendo perdón por lo que iba a decir? No se suponía que iba a decir cosas que a los demás le podían llegar a caer mal?
Y que quedó de todo eso? A donde fue a parar la idea?
No le vamos a quitar el crédito a los colaboradores del blog que son fantásticos y le dieron contenido a lo que no tenia mas que forma. Y espero que me sigan acompañando.
Pero el tono de denuncia, el mío, solo quedo anunciado en el enunciado.
Basta, me cansé, creo que debería proponerme ser yomisma, y dejar de ser yoana, y supongo que todavía estoy a tiempo.
Otra cosa, los comentarios… Odio tener 275 comentarios por post como si fuera el blog de ciega a citas. Así que les aviso a todos los reales y potenciales lectores que no les voy a perdonar tal bombardeo.  


4
qué me puede importar el juicio inapelable
de aquel que separa la paja del trigo y dice
esto está bien | está muy bien | por aquí pasó dios
o simplemente baja el pulgar y se acabó todo

qué me va a preocupar (lo digo sin malquerencia)
la palmadita en el hombro | muy bueno lo tuyo che
muy bueno | y ahora sigo porque dicen que en la luna
han organizado un concurso y hay diez lucas de premio

yo escribo, amor, para ganarme tu indulgencia |
el secreto perdón que trae cada noche | y con el sol
de la mañana | hacerle un corte de mangas a la muerte

MIGUEL ANGEL MORELLI 


Amo a este señor!


 

jueves, 25 de marzo de 2010

Sin título

 

Y es que no soporto ver esa  dulce carita con toda esa tristeza aquejándola, me hiere en lo más profundo de mis sentimientos.

Deseo verla sonreír en plenitud secar aquellas lágrimas para que así  de una buena vez pueda ver esos  ojitos brillar y contemplarme en su mirada, caminar por un espacio verde  con la luz del día acariciando su suave y largo pelo sintiendo la calidez de su mano unida a la mía...


sábado, 6 de marzo de 2010

Abominable criatura encantadora




No se por qué razón o sinrazón todavía le creo, todavía lo tomo en serio, todavía espero que me advierta.
Si sabemos como es: efervescencia, reacción por doquier.
Enredos, enojos, enconos, enfados.
Y siempre vuelve. Y si no vuelve, qué?
No se por qué motivo indescifrable todavía me involucro, en sus acaloradas discusiones sobre nada, en sus incontenibles protestas contra nadie.
Como si fuese a conquistar el mundo, por el solo hecho de alzar la voz.
Aflora el resentimiento a cada rato, todos en su contra lo exasperan.
Pero de pronto veo un intersticio de donde sale un hilo de luz. Es chiquito, mínimo. Una pequeña grieta que pasaría desapercibida si no fuera por lo que deja ver…
Y lo que se filtra es una luminosidad que me encandila.
Casi no me animo a mirar por miedo a perder la mirada para siempre, pero decido acercarme, la intriga me gana, y lo que veo me sorprende. O no.
Lo que respira es soledad, lo que busca  es atención, lo que reclama es amor.
Ese corazón es entrañable, afectivo, blando, pero se esconde detrás de toda esa pantomima de intemperancia y furia, porque se nota que estuvo vapuleado, que sintió el desasosiego, que necesitó y no recibió aquello que hoy sigue buscando desesperadamente.

Ahora sé el por qué.


viernes, 26 de febrero de 2010

Matar las tardes



Esta no es la embajada del reproche
ni el vademécum de lo que perdí,
para que llueva, para ser de noche,
es condición sine qua non to be

Or not to be, como intuyó el bolero
calavera de un príncipe danés,
se equivoca la urgencia y el te quiero
que no vuelve la ausencia del revés.

Escribo sólo por matar las tardes,
por no ponerme a deshacer maletas,
por no arrastrarme por las estaciones,

por no andar, como el rey de los cobardes,
mustio, con un ramito de violetas,
en le sepelio de las decepciones.


martes, 23 de febrero de 2010

sábado, 9 de enero de 2010

Cambio


Los días debían ser mas soleados tendrían que asomarse a un espacio verde, donde uno se imaginaba que podría llevar a cabo las metas que se propone.
Mas los días de luz y de sol de a poco se fueron nublando hasta tornarse en un gris totalmente oscuro con muchas precipitaciones y con ganas de atormentarse.
No logro entender como esa llama de la cual fluías se pudo haber apagado y convertido en ceniza, no hay tendencias a un nuevo cambio.
Los días se ríen mientras pasan fugazmente no comprendo, no logro comprender.
¿Necesitaría acaso que un huracán pase por encima? Así podría dar un vuelco a esto que llamamos “VIDA”.
Pido perdón por que me dan Todo y al mismo tiempo no me dan nada.
Perdón por esa esperanza y a la ves por frústrasela es una barrera que se formo sin que nadie se de cuenta.
Me tienes una misión encomendada, perdón por no perseverar, perdón por caer una y mil veces en las mismas piedras perdón porque creo que no soy correspondido a nada y se que falle siendo conciente de los actos.
Soy un pobre infeliz sin ganas y me duele y a la ves me da lo mismo se que hay personas que necesitan y a llantos piden que los ayudes.
¿Como una persona puede llegar a tal punto? .
Debe ser que esperas un milagro del cielo espéralo sentado. Sin ganas de querer remediar tu pobre hogar.